lunes, 18 de octubre de 2010

Expereriencia autobusística

Si hay algo que me pone más de mala leche que tener que hacer maleta para bajar a mi pueblo es hacerla para subirme a la ciudad. Como cada fin de semana (o casi todos) intenté reducir al mínimo el equipaje y se quedó en un bolso y mi portatil (que es como una extensión de mi cuerpo), pues no se como lo hago que al volver llevaba el bolso, el portatil, una mochila a punto de reventar y una bolsa con caldo de mi abuela y turrón de chocolate...Si, turrón de chocolate en octubre...

Cogí el autobús que estaba atestado de estudiantes que volvían a sus pisos y llegué por los pelos porque el ipod de Omega me odia y no respeta la alarmas. El conductor me miraba ceñudo y me habia preguntado dos veces si pensaba subir pero Omega estaba aparcando y tenía mi portatil asique no me podía ir. En fin que en cuanto llega tengo que subirme corriendo sin despedidas ni tonterías (como odio que no se respete el beso,abrazo y achuchón prolongado de adios) y subí, ¡bien! el único asiento libre es el del final del todo, en el gallinero, a la izquierda. Pues dando bolsazos,mochilazos y codazos a todo el mundo por el estrechísimo pasillo del bus llego al final y tengo que hacer que una muchacha (que tambien me miró mal) recoja sus cosas para deslizarme dificultosamente hasta el asiento. ¿Sabeis por qué estaba libre? Porque alguien habia arrancado  parte del sistema del aire acondicionado de lo que no me di cuenta hasta diez minutos despues de estas dándole vueltas a la ruedecita infructuosamente. Total que ahi estaba yo, rodeada por todos mis trastos con dos cañones que aire acondicionado que me estaban congelando y sin pañuelos para taponarlos, así que taponé uno con el billete del bus y el otro me congeló el cerebro hasta llegar.


Luego salí de la estación y el urbano tambien estaba en mi contra. Pasaron 2 autobuses numero 33 y otro 3 y el 10 se negaba a llevarme a mi piso mientras todos mis amigos estaban en el piso de Rhîw celebrando que el boyfriend de Zippy había venido desde Madrid. Total que me subo de las primeras en el bus y pillo un sitio solo para mi. Al poco acaban dos muchachos que se conocen pegandose voces a mi lado e intercambiando distintas clases de maria en medio del bus. Me levanto (con toda la dificultad del mundo) para salir y una abuelilla empieza:
Abuelilla- Niña dale al botón
Yo- Señora está dado
Abuelilla-No, no. Dale que la luz no esta encendida
Yo resignada le doy al botón
Abuelilla- No le has dado bien, que no ha sonado
Yo-Señora no suena porque ya estaba dado.

Dos minutos despues un tio calvo y con cara de malas pulgas
Calvo- Te importa quitarte que me bajo en esta
Yo-Si estoy en la puerta es porque tambien me bajo
En fin salgo cabreadísima y por si tenía poco despues de coger todas mis cosas del piso y tirar para casa de Rhîw el 9 decide que puedo esperar en medio del frio otoñal casi media hora antes de llevarme en un bus atestado con un tio pegandole voces al conductor y parlamentando sobre al calvicie de los dos.

Para completar esta experiencia autobusística cuando salí del piso de Rhîw eran las 22:59 y los autobuses paran a las 23:00...Corrí muuuuuuuuuucho